viernes, enero 13, 2006

No te veo, ¿por qué será?

LaTercera / Negocios
Opinión de Nicolás Espejo y Rafael Mery Nieto, profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales.
Enanos y gigantes: el desfile de la democracia en Chile
Fecha edición: 09-01-2006

Imagine por un minuto que el sábado 14 de enero de 2005 usted es invitado a participar del desfile de los ingresos en Chile (1). Puesto que un desfile de este tipo en tiempo real tardaría demasiado, vamos a suponer que durará sólo una hora, haciendo desfilar en primer término a los más pobres hasta llegar al representante del hogar más rico. Lo primero es concordar que la estatura media de un chileno es de 1,62 metro, lo que representará al ingreso promedio según la encuesta Casen, esto es, $528.507.
Al principio probablemente no verá nada. No se trata de que el desfile no haya comenzado, sino de que el primer grupo de ciudadanos no alcanza siquiera un centímetro de altura. De hecho, usted deberá esperar los primeros seis minutos de nuestro desfile de una hora para lograr identificar a aquellos participantes que alcanzan los 20 centímetros y que representan un ingreso de $ 63.866 mensuales. El panorama no cambiará mucho en lo que sigue, puesto que a los 12 minutos los participantes apenas han crecido un poco, alcanzando la orgullosa altura de 44 centímetros. Ya van casi 25 minutos y los participantes todavía no sobrepasan los 60 centímetros. ¿Cuándo será mi turno? Se pregunta usted, que con 1,62 metros deberá esperar aproximadamente 45 minutos para ocupar su lugar en el desfile (la altura de 1,62 corresponde a la altura media, y no a la mediana). Al minuto 50 comienzan a desfilar los primeros representantes del 20% más rico, los que miden 2,5 metros y tienen un ingreso promedio de $810.931. Entonces usted distingue a los autores de este artículo, quienes lo miran displicentemente desde sus 3,7 metros.
Queda muy poco ahora, sólo seis minutos para el final, y las que cosas se vuelven sorprendentes. Comienzan aparecer los representantes de los hogares más ricos de Chile, con ingreso promedio de $2.177.245 y una estatura de 6,67 metros (entre ellos, el Presidente de la República). Tratando de reconocer a los gigantes que desfilan tras de usted, distingue a los ministros Vidal y Eyzaguirre, que con un ingreso de $ 3.700.000 y una estatura de 11,34 metros, conversan distendidamente sobre asuntos de Estado. Pero los ministros no están solos. Junto al gabinete de gobierno se divisa a los senadores UDI Bombal y Novoa quienes, para su sorpresa, desfilan junto a los progresistas Ominami y Viera-Gallo, todos con una altura de más 11 metros.
En los últimos dos minutos del desfile se puede ver a abogados, doctores o gerentes que han viajado desde La Dehesa o algún otro barrio exclusivo de Santiago con ingresos que los elevan a la altura la Portada de Antofagasta o a un edificio de más de 15 pisos (entre 30 y 40 metros). Con todo, es cuando quedan un par de segundos que el desfile toma dimensiones épicas. El primero en pasar es el candidato presidencial Sebastián Piñera, de quien se dice tendría una fortuna de US$ 1.000 millones. Si suponemos que su patrimonio le produce una rentabilidad del 5% mensual, entonces la altura del candidato equivale a alguien que mide 56 veces la Torre Entel, unos 7.152 metros. También aparece Eliodoro Matte, quien según la revista Forbes tendría un patrimonio familiar de US$ 6.300 millones (US$ 2.700). A la misma rentabilidad, la familia Matte gozaría de un ingreso mensual de más de $ 6.000 millones, lo que equivale a unas tres veces el Cerro Aconcagua, unos 19.311 metros. El penúltimo representante en desfilar es Anacleto Angelini, empresario, a quien se le estima una fortuna de US$ 2.900 millones. Tan inalcanzable le parece, que para distinguir el rostro del señor Angelini usted debiera doblar la altura promedio de vuelo de un Boeing 777: más de 20.000 metros de altura. Finalmente, ve pasar al representante de la familia Luksic, a cuyo padre Forbes le asignaba US$ 4.200 millones, y recuerda que el monte Everest, que escaló Andrónico Luksic, mide más de 8.000 metros de altura. Bueno, la fortuna Luksic equivale a más de tres veces el Everest.
¿Qué hay de malo en todo esto? ¿Nos molesta que haya diferencias en general en los ingresos, o la cantidad y calidad de tales desigualdades? ¿Nos dice algo este particular desfile de enanos y gigantes sobre nuestra democracia y sobre el proceso eleccionario que vivimos? Creemos que sí. Desde nuestra perspectiva, un régimen democrático puede coexistir con cierto tipo de desigualdades, pero con otras no. Un régimen democrático considera que las personas son responsables de sus decisiones económicas, pero no de aquellas cosas que dependen de la lotería natural o de la mala suerte bruta. Con todo, cuando las desigualdades económicas se obtienen en una escala lo suficientemente grande como la descrita en el desfile, la idea misma de comunidad política que está a la base de un régimen democrático desaparece. No se trata de que las diferencias económicas se encuentren prescritas por el principio de igualdad. Lo que ocurre es que el segundo principio fundamental de un régimen democrático y que los liberales progresistas suelen olvidar, el de comunidad, impide tales diferencias a gran escala.
La democracia no puede ser reducida a una poliarquía: un sistema en el que los líderes políticos son seleccionados entre candidatos que compiten por un electorado suficientemente amplio en unas elecciones razonablemente honestas (2). La democracia no es ajena a la desigualdad en el poder generada por la distribución inequitativa a gran escala. En una comunidad política el esclavo de un "amo benevolente" no se convierte en libre gracias a tal benevolencia: sigue siendo esclavo, pues su falta de libertad deriva de estar "sujeto al poder", "potestad" o "arbitrio" de otra persona (3). Es decir, en una sociedad de enanos y gigantes, ni los impuestos, ni la caridad, ni los "fideicomisos ciegos" de su amo benevolente desvirtúan el hecho de que usted sigue estando sujeto al poder del amo. En Chile, los gigantes no sólo ganan muchísimo más que usted. Lo más grave es que esos gigantes tienen la capacidad de influir política y económicamente en decisiones vitales de la vida en común de una manera que usted, desde su creencia en la soberanía popular, ni logra imaginar. Para ello cuentan con universidades, lobistas, medios de comunicación y todo un set de herramientas que resultan ser más propias de una plutocracia que de una democracia.

(1) La idea original del desfile de enanos y gigantes fue desarrollado por Jan Pen en 1971 (Income Distribution: facts, Theories, Policies. New York: Praeger).(2) Robert Dahl, Poliarchy, Yale University Press, New Haven, 1971.(3) Digesto, 1985, I. 6. I: 18: in aliena potestate sunt; Niccoló Maquiavello, II Principe e Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio, Sergio Bertelli (Ed.), Milán, 1960.
Más claro echarle tinta china. Como no pedí permiso a la Tercera, espero su demanda por darle esta información al 'pueblo'.
Ya comenzó la huelga de las cajeras de los 'Líderes' de 15 norte en Viña y el Belloto.
¿Quién salvará a la pobre reina Amígdala de las fieras garras de la Federación comercial?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gr4acias por tu visita ami blogs y en respuesta a tus preguntas : La música no es mia, Exploro el mundo de la sexualidad y no tengo limites, mientras la honra y el respeto por las personas no se vean afectadas..


Un abrazo

Enzo Antonio dijo...

el desfile de enanos y gigantes retrata la increíble desigualdad que existe en Chile y que yo modestamente planteé a través de una pirámide. Tienes razón en alertar que el poder económico tiene una influencia enorme en decisiones políticas y económicas del país. Por eso este 15 de enero hay que saber votar.