Una persona, con una relativa cuota de poder, debe cumplir una difícil tarea. Para ello reúne un selecto grupo de especialistas en los más diversos oficios y profesiones, salvo que éstos deben ser aún más outsiders que quien los convoca, para no levantar sospechas en sus enemigos y contar así con el tan ansiado factor sorpresa, requisito sine qua non para cumplir su objetivo en el escasísimo tiempo que sus contrarios le han dejado.
Nombre de la película: Misión Imposible. Protagonista: Michelle I y su gabinete. Pero el problema que enfrenta nuestra heroína de matiné, es un dilema del tipo espada-pared. Por los aires marcadamente mesiánicos de su candidatura: si cumple con la expectativa que generó una mujer en la Presidencia, se echa encima dos enemigos, ó, para no echárselos encima, mantiene el status quo, con lo que seguimos perdiendo. Me explico.
En 16 años de gobierno, la Concertación no ha cumplido con lo pactado en las trincheras de los '80: cambiar "El Modelo". Aquí caben dos preguntas, ¿podrá esta jefa y su equipo hacerlo en 4 años? Pero, a pesar de que eso ya parece inalcanzable, dado que tendría que enfrentarse a los poderes fácticos (grandes empresarios y FF.AA.) y su correlato político (UDI y RN), empantanando su Administración con demasiados y serios problemas. Pero lo peor no vendría por ese lado.
Supongamos que consigue hacer algunas reformas importantes, no me pregunten cómo, entonces cabe la segunda y crucial pregunta: ¿Por qué ahora y no antes? Con eso quedaría en evidencia la, cómo llamarla, ¿inutilidad, ineficiencia, desidia, complicidad? , de los anteriores 16 años. Es decir: si lo intenta se enfrenta al poder duro, con el cual no ha podido la Concertación, por las mismas razones que pregunto más arriba. Pero si lo logra, se enfrentará con el rechazo de conglomerado político por el contraste inevitable que generará con los otros tres gobiernos, cuyos miembros precisamente fueron excluidos en esta ocasión. Ante este dilema, ¿cuál será la opción de Michelle I, a qué enemigo enfrentará? Ó, ¿intentará enfrentar a ambos por turnos? Ó, más atrevidamente, ¿al mismo tiempo? Ó, como ya es tradición en la Concertación, ¿saldremos de la función queriendo que nos devuelvan el precio de la entrada? Algunas pistas ofrecen el final del reinado de Ricardo I y los prolegómenos del de Michelle I.
Partamos por algunos datos contextuales: Ricardo I alabado por los grandes conglomerados económicos, los mismos que él denunció en su tesis. ¿Razón? Crecimiento casi exponencial de sus activos, ventas, sobre todo exportaciones, vía TLCs, donde ya han copado las cuotas asignadas (¿Qué queda para las PYMES?). En resumen: un presidente 'socialista' ha sido su mejor relacionador público internacional. ¡Por supuesto! ¿Qué mejor garantía de que sí hay democracia, que alguien que estuvo contra la Dictadura y el poder económico de la Derecha, ahora sea Prescindente de Chile? Ahora que lo es una mujer, es un plus que le sube los bonos a la 'imagen país' como nunca antes en su historia. Bueno sí, hubo otra ocasión en que todo el mundo se fijó en Chile, pero esa es otra historia, que nos puede servir para contrastar aún más el film en cuestión.
Tal como dicen varias organizaciones internacionales, durante el reinado de Ricardo I es donde más han aumentado las 'desigualdades' entre ricos y pobres en estos 16 años. Todo lo contrario de su famoso eslogan en primera vuelta: "Crecer con Igualdad". Para qué decir del 'tema medioambiental', que cierra su mandato con el desastre de Celco y la aprobación de Pascua Lama. Si él, el estadista del nuevo milenio, terminó haciendo todo lo contrario de lo prometido, ¿qué se puede esperar de su 'protegida'? La conformación de su gabinete y su primera sesión de trabajo son los puntos necesarios para trazar la recta de su reinado, perdón, Prescindencia.
Conformación de su gabinete ministerial.
1. Tal como lo dije en una oportunidad anterior, lo que más llama la atención de estos nuevos ministros, no es la paridad entre hombres y mujeres, ni siquiera que los más importantes entre ellos (nada menos que 6) hayan sido educados en las Universidades del Imperio (no olvidemos que Michelle I estudió Defensa nada menos que con una beca del Pentágono en el mismo centro donde antes los secuaces de Pinochet aprendieron la teoría de la Seguridad Nacional); sino que sólo en dos casos sus especifidades coinciden con el perfil necesario para la función a desempeñar. Zaldívar, en Interior, y Velasco, en Hacienda. El resto son chancho en misa, siendo el caso más notable, por no decir patético, el de la futura ministra de Defensa, Blanlot, la cual fue expulsada de su subsecretaría de energía en tiempos de Ricardo I, por decir que el 'plan maestro' energético no resolvía el problema y plantear una tesis heterodoxa: explorar y fomentar el uso de otro tipo de energías. ¿Por qué no la puso a resolver ese problema y la trasladó a Defensa, del que ignora todo? Algo similar sucedió con Foxley, que de Canciller, el mismo dijo que tendría que aprender rapidito. ¿Por qué en dos temas en los cuales tendremos problemas, sí o sí, y no menores, en el mejor de los casos, coloca a dos personas que tendrán que 'aprender haciendo', es decir, cometiendo errores? ¿Acaso piensa multiplicar por una docena la escena que vivió el 2000, cuando le fue perdonada su carrera ministerial por Ricardo I, al considerar que, a pesar de no cumplir con la meta de eliminar las colas en los consultorios en 90 días, se había esforzado mucho y por eso merecía 'otra oportunidad'? ¿Por eso tanta insistencia en las 36 medidas para los famosos '100 días'? La gente, ya que está prohibido hablar de pueblo, ¿se conmoverá con esa 'acogedora' muestra de misericordia materna ante el seguro fracaso de ministros inexpertos en las materias que se les asignó?
2. Lo que nos lleva a cuestionar, al menos, el criterio de elección, ya que si en dos casos fue, por decir lo menos, brillante a la hora de elegir su 'equipo', tal como en la cinta que he aludido, ¿por qué en el resto no se aprecia es calce perfecto? El hecho de que sea así no permite decir que sea tonta, porque si lo fuese, no habría acertado en ninguno de los casos, o de hacerlo, sería azar, por lo que no podría haber sido en los ministerios 'esenciales', sino en cualquiera, como en cultura. Eso quiere decir que hay algo detrás de eso, ya que a lo menos 'cubrió las bases', como diría un beibolista, las áreas donde jamás se puede demostrar debilidad y un fracaso es fatal: Hacienda e Interior. Con eso demuestra que es una persona inteligente, ya que sabe distinguir perfectamente donde está lo importante y dónde puede blufear con tranquilidad, para distraer la atención de lo verdaderamente importante: el dinero y su seguridad. En la primera colocó a alguien que, literalmente, da cátedra en la Universidad más importante, hoy por hoy, sobre el tema. A tal punto de opacar, nada menos, que al contrincante de su jefa, en credenciales académicas. De hecho, todos coinciden en que su nombramiento fue un verdadero 'golpe a la cátedra', eso sí que la política, al desplazar al candidato casi de consenso, Mario Marcel. El segundo es un veterano de mil muñequeos, que ha sabido sortear las traicioneras aguas de la política chilena, pues se crió en el microcosmos del partido más fracturado: La DC. Será su hombre 'colchón' frente a los partidos de la Concertación y la oposición. Recordemos que fue nada menos que él a quien se le ocurrió sacar al pizarrón a Piñera y toda la Alianza durante la segunda vuelta con los proyectos de Ley sobre el sistema binominal y los subcontratistas. Con estas 'contrataciones' Michelle I no sólo demuestra sagacidad a la hora de elegir personal (como el personaje de la película en cuestión), sino, lo que es más importante, en la predicción del tiempo que deberá atravesar. Punto en el que los demás presidentes no han tenido su mejor acierto. Es cosa de recordar los sobresaltos y la expectación generados por cada cambio de gabinete. El incongruencia de criterios viene dada por sus otras 'contrataciones'. ¿Será que quiere parecer dura a la hora de echarlos, para así demostrar que sí tiene liderazgo a quienes tanto la atacaron durante la campaña?
Incidentes de la primera reunión.
Incidentes de la primera reunión.
1. El comienzo de toda cosa es el símbolo de su existencia completa. He ahí la raíz de la creencia que los doce primeros días de enero sirven como pronóstico para los doce meses del año. A pesar de que dicha argumentación no es científica y que espantará a más de alguno, las imágenes mostradas por todos los canales de televisión sobre el comienzo y el final de dicha sesión, tienen una fuerte carga simbólica que vale la pena tomar en cuenta. El primero resulta ser el lugar elegido para la reunión por Michelle I, simbólico de por sí: un Biblioteca. No sería malo leer el cuento donde Borges habla de su biblioteca soñada. Simbólicamente son una subcategoría del laberinto: el laberinto del saber. Como sabemos, todo laberinto contiene un monstruo, el cual es asesinado por el héroe, para bien de la Humanidad. ¿A qué monstruo nuestra heroína le cortará la cabeza? Ó, ¿será ella misma la monstruosa bruja al fondo de su caverna, preparando pócimas secretas, ya que tanto le gusta jugar al misterio?
2. El segundo es el tropiezo que sufrió momentos antes de ingresar a la Biblioteca de Santiago. Eco del tropezón que sufrió su candidatura antes de entrar al otro edificio emblemático: La Moneda. ¿Alguien se ha puesto a pensar lo que implica que el edificio donde reside el poder Ejecutivo tenga ese nombre? No por nada el de EE.UU. tiene un nombre más evocador: La Casa Blanca. ¿Porqué será? Volvamos a nuestro tema. La reacción de sus asesores me recordó más a la de los vales versallescos salvando el honor de la Reina Madre que a 'asesores presidenciales'. Permítanme una pequeña disgresión. La dupla Lagos-Ottone cruzó un punto de no retorno que nadie ha percibido con claridad: la mitificación de la Presidencia. Se dirá que eso es parte de nuestro sistema político, que estaba en germen en el sistema presidencialista, todo lo cual es cierto. Pero nunca antes se había llevado hasta las últimas consecuencias la tesis subyacente: el Presidente ó, en este caso, la Presidenta, no sólo representa, sino que ES el país. Lo que a su figura ocurra, nos ocurre a todos. El inconsciente colectivo sólo entiende símbolos y el que una persona encarne a toda una nación, es uno de los más poderosos. Por eso es que logra, con un mínimo esfuerzo, estar por sobre cualquier coyuntura, incluso por sobre el oficialismo y la oposición juntas. No es que Longueira haya condescendido a hacerle un favor a Lagos, sino que no podía ir en contra del sistema que ellos mismos habían creado y, cual Frankenstein, se les escapó de las manos sin dejarles otra salida que seguir la farsa hasta el final o renegar de su esencia y desechar la posibilidad de gozar el poder total tal como lo planificaron desde un comienzo, ya que la Prescindencia es lo único que les falta.
Para concluir, ¿recuerdan la frase que dijo Michelle I a raíz de dicho incidente? "No lo tenía previsto". El que no tuviera previsto eso, me dirán muchos, es un detalle demasiado trivial como para juzgar toda la labor de una persona. Bien, pero el psicoanálisis se basa en esas reacciones espontáneas que muy bien bautizó Freud como 'lapsus'. El lapsus es una manifestación no mediada por el yo de la 'verdadera' personalidad. El de Michelle I lo que deja claro es su talante: calculador. Lo malo es que si algo se sale de sus cálculos, ella tropieza, y, como sabemos, hasta a las mejores planificaciones se les escapa algún detalle capaz de hacer naufragar la mejor gestión. ¿Qué habría sido del Titanic si hubiese un poco más lento? ¿No será ese el problema central de haber acortado el período, tal como bromeaban los bufones de The Clinic? Si hasta Navia, si bien desde otro punto de vista, prevé que la aceleración (término mío) propia de su 'crianza' yanqui, ya les está trayendo roces con todos, los que podrían no sólo hacer fracasar a este gabinete, sino a lo J.F.K., el mismo gobierno. ¿Será coincidencia que algunos de sus ministros hayan estudiado y uno de clases en el centro que lleva su nombre?
3. El tercer y último episodio de, a estas alturas, saga real: la foto de la Reina y su corte, perdón, la Presidenta y su gabinete. Dentro de este episodio recordemos las tres escenas principales: la formación de los ministros, el arribo de Michelle I y las palabras al cierre de Ricardo II.
Para concluir, ¿recuerdan la frase que dijo Michelle I a raíz de dicho incidente? "No lo tenía previsto". El que no tuviera previsto eso, me dirán muchos, es un detalle demasiado trivial como para juzgar toda la labor de una persona. Bien, pero el psicoanálisis se basa en esas reacciones espontáneas que muy bien bautizó Freud como 'lapsus'. El lapsus es una manifestación no mediada por el yo de la 'verdadera' personalidad. El de Michelle I lo que deja claro es su talante: calculador. Lo malo es que si algo se sale de sus cálculos, ella tropieza, y, como sabemos, hasta a las mejores planificaciones se les escapa algún detalle capaz de hacer naufragar la mejor gestión. ¿Qué habría sido del Titanic si hubiese un poco más lento? ¿No será ese el problema central de haber acortado el período, tal como bromeaban los bufones de The Clinic? Si hasta Navia, si bien desde otro punto de vista, prevé que la aceleración (término mío) propia de su 'crianza' yanqui, ya les está trayendo roces con todos, los que podrían no sólo hacer fracasar a este gabinete, sino a lo J.F.K., el mismo gobierno. ¿Será coincidencia que algunos de sus ministros hayan estudiado y uno de clases en el centro que lleva su nombre?
3. El tercer y último episodio de, a estas alturas, saga real: la foto de la Reina y su corte, perdón, la Presidenta y su gabinete. Dentro de este episodio recordemos las tres escenas principales: la formación de los ministros, el arribo de Michelle I y las palabras al cierre de Ricardo II.
3. a) Qué provinciano es nuestro periodismo televisivo al cubrir estos detalles de protocolo como si fuesen el centro del universo. Al serles negada la noticia de quiénes serán los subsecretarios, no tienen nada mejor que hacer. Pero esta vez fue revelador el hecho de poder ver que todos tenían sus respectivas marcas, como actores en el escenario, y cómo éstas fueron alteradas por otro hecho no planificado, hasta podría decirse, un defecto personal: la altura de 'ministra' de Cultura: todo un personaje de las tablas nacionales. ¿Será coincidencia? Podrán excusarse diciendo que era protocolo, pero el hecho cierto que el protocolo sanciona los usos y costumbres de la sociedad en cuestión. Esa misma razón revela la importancia dada a la Cultura, no sólo en este gobierno y los anteriores, sino en la sociedad como tal. De otra manera, ¿por qué fue noticia que Paulina Urrutia, la actriz chilena que más admiro, pasase de la segunda a la Primera Fila? Muy sencillo: Cultura no es un Ministerio sensu stricto, es un Consejo, no es considerado trascendente como sí lo son Hacienda, el M.O.P., incluso, Cancillería. Conclusión: si algún cambio va a suceder durante su reinado, disculpen, gobierno, perdón, administración, no será planificado, será accidental, producto no de política alguna, sino del accidente de la persona que esté en ese momento en ese lugar. Si no fuese por Paulina, Cultura habría pasado no en segundo lugar, sino lisa y llanamente desapercibida, dada su estatura.
3. b) Michelle I, para no ser menos y sí mucho más que sus ministros, llegó al último, como la diva de las divas. Cuando todos los problemas menores, de protocolo antes nombrados, ya habían sido resueltos, para que ella no se viese envuelta en esa pobre comedia de enredos funcionarios. Si ya a muchos comenzaba a disgustarles el estilo 'Real' de Lagos, prepárense, como dije antes, ahora tendremos a la Reina Madre, con todo su secretismo, camarillas en las sombras, y no sólo la del segundo piso como Ricardomagno, sino en Caburgua, su casa, las sesiones de guitarreo del Liguria, los lobbystas que siempre se cambian al bando ganador, los think tanks, las encuestas, etc., etc., etc. Todos queriendo sacarse una foto con ella, siempre sonriente, al medio de su 'grupo de trabajo'. Donde se gana y pierde la confianza de la 'jefa' en conversaciones con los medios (como el Nico Eyzaguirre sin su guitarra) o al poner sus círculos de influencia a su servicio, cual caciques obedeciendo a la, no lo olvidemos, Comandante en Jefe. De otra forma no se explica que Andrés Velasco le haya ganado la 'sillita musical' a su 'camarada' de "Expansiva", Mario Marcel.
3. c) Pero no todo es fría competencia o incompetencia, como diría nuestro tábano mediático, Coco Legrand. También hay verdaderas sorpresas que harán de estos cuatro años algo interesante de ver por televisión y que, de paso, cumplen un augurio que vengo repitiendo de un tiempo a esta parte. En toda corte hay un delfín, el joven príncipe sucesor al trono, y la corte de la Reina Madre no podía carecer de él, es más, fue él quien le cubrió las espaldas, literalmente, mientras se iba con el resto de los grandes cortesanos a disfrutar de la naciente camaradería entre ellos. Con ustedes, hace su aparición en la arena de las grandes ligas: Ricardo II, el vocero del reinado.
Hijo de Ricardo I o Magno, tiene el mejor manejo mediático de todos los tiempos. Con su sofisticado humor, logró encandilar a los periodistas presentes que rieron con la broma que se autoinfligió sobre su soledad frente a las cámaras. De esta forma nadie notó que era el as bajo la manga de esta Reina dada a los secretos de Estado y alcoba, como toda dama que se precie de tal. Toda Reina necesita un Campeón y qué mejor que él, el mejor de todos, fuese su Lancelot. Dispuesto a batírselas una y mil veces con los malvados periodistas, para salvar la honra de nuestra Reina Madre, Michelle I. Con él se cierra el triángulo, se llenan las tres bases necesarias si no para ganar el juego, por lo menos para mantenerse a flote, lo mínimo indispensable. Un viejo y astuto zorro, para armar estrategias y desarmar las de los oponentes; un genio de los números, para mantener la chequera balanceada y generar ganancias; y el príncipe heredero, de la casa más noble recientemente encumbrada por su progenitor, astuto negociador de TLCs en las sombras, vilmente utilizado y desechado por su partido (PPD), de una elocuencia casi hipnótica, como demostró claramente en su primera conferencia, con un dominio escénico que ya se lo quisieran la mitad de nuestros actores profesionales, con un síndrome polilla aún mayor que su padre. ¿Por qué?
Si algo ha demostrado esta década y media es que la única presencia real para la 'gente' es la presencia mediática. Ahí es donde se gana o se pierde poder, poder convencer al electorado que eres mejor que el de al lado. Por eso que no podía ser que sólo dos ministros fueran los competentes en las materias propias de sus carteras, quedaría muy coja la mesa (y no precisamente redonda). Era imprescindible que hubiese alguien capaz de hacer lo único que puede esta Administración: administrar las expectativas de su ignorante electorado. (Todavía recuerdo como en un diario fue intervenida una carta al Director donde decía que "el gobierno no gobierna", reemplazando la palabra gobierno por Administración). Alguien que nos dé las diez mil excusas necesarias, con convincentes argumentos técnicos, para creer qué no es culpa de la Reina Madre que todo lo que manda hacer no da resultado; por qué fracasan los trámites legislativos, a pesar de tener mayoría en ambas cámaras; por qué tenemos más problemas que nunca con el 'barrio', a pesar de que todos nos quieren y admiran por tener la primera Presidenta Sudamericana; por qué no hay plata para nada, a pesar de que el cobre no volverá a estar bajo los dos dólares; por qué no hay estabilización del petróleo, a pesar que tampoco bajará de los 60 dólares el barril; por qué el gas cada día será más caro; por qué los cisnes nunca volverán; que Pascua Lama no mató el Valle del Huasco; no hay arsénico en el agua potable de Antofagasta; sobra agua en Pica etc., etc., etc.
Ya que no puedo usar las palabras pueblo y gobierno, sino gente y administración, deberé cambiar la formulación del axioma: de el gobierno no gobierna al pueblo a, lo único que pueden administrar las Administraciones son las expectativas de la gente. Las elevan, luego distraen, para dejarlas caer y así volver a levantarlas la próxima elección, para recomenzar el mismo ciclo infinitamente. Para ser electos eternamente, deben demorar de igual forma el cumplimiento de las promesas adquiridas, de otra manera: ¿Para qué serían nuevamente electos, si las necesidades están ya satisfechas? No tendría ningún sentido echarle la culpa de sus miserias a la oposición. Mientras se mantenga la ilusión de 'desarrollo', de 'modernización', por no decir 'progreso', los verdaderos problemas no serán más que detalles 'coyunturales', 'efectos colaterales' ó 'externalidades del proceso', como dicen los ingenieros, baches en el camino que no detiene la marcha del país hacia un futuro mejor. El punto es: ¿Será cierta tanta maravilla?
Por ese motivo este trío de ministros, sobre todo el más joven, tendrá por misión justificar la nada misma, el nulo avance sustancial de estos próximos cuatro años. Es más, disfrazarlos de real progreso, utilizando como pantalla los aciertos accidentales que se vayan dando en el camino y cooptando (haciéndolos pasar como fruto de planificación y esfuerzo propios, pero deformándolos a su propia conveniencia) los que sean resultado de un proceso socio cultural más amplio, profundo y antiguo que esta mera administración de un modelo inhumano. Perfecto ejemplo de esto último es el famoso Royaltie del cobre: un impuesto que en todas las partes donde se aplica es obligatorio y afecta a la extracción, no a las ganancias, por eso la 'gente' lo pedía hace tiempo. Acá se hizo voluntario y ahora la administración saliente ve aún más disminuida la recaudación de la gran minería del cobre que con la anterior legislación, porque una empresa sencillamente se rehusó a pagarlo y no hay cómo obligarla. Que ya nadie lo recuerde, no hace menos bochornoso el problema. Como ejemplo final concentrémonos tan sólo en el 'tema medioambiental'. Frei tuvo Ralco. Lagos tuvo Celco. Bachelet tendrá Pascua Lama y el Baker.
Será interesante comprobar como se dará ese proceso en las dos fuerzas sociales más importantes: los gremios y la cultura. Ya vimos como se trató a los subcontratistas, primero los mineros y luego a todos. A los primeros con la represión directa y un no rotundo; a los demás, con un proyecto de ley que era un chiste y que sólo fue una cortina de humo mediática para molestar a la oposición durante las elecciones. Una vez pasada, la idea se olvidó. ¿Por qué? Porque la misma gente de la Concertación son empresarios con muchos empleados subcontratados. No pensará usted, estimado lector, que iban a legislar en contra de su propio bolsillo, ¿o no? La Cultura, la popular, que es la única que le interesa a los políticos, porque es la única capaz de captar votos, será descaradamente utilizada y cooptada a través de los fondos concursables. No se premiará nada que no esté en 'sintonía' con el gobierno de turno. Ya hay síntomas, nada de películas dramáticas sobre el Golpe del '73 o la Dictadura. Sólo comedias o dramas light e intimistas, nada social que pueda remecer consciencias y movilizar al pueblo, perdón, a la gente. Incluso las películas que pretendieron ese objetivo, estaban tan 'bien hechas', para no 'quedar mal con nadie', que ¿alguien recuerda qué pasó con Sub Terra ó, cómo se llama esa otra, la de los niños en bicicleta, ¡ah!, Machuca, sólo para nombrar las dos últimas? Ahora hasta Wenstein ('Ministro' de Cultura saliente) raya con Play. ¿No será mucho?
Como podemos ver, de Misión Imposible sólo tiene el título, ya que las ganas, la voluntad y el coraje murieron allá por 1973, cuando un tipo valiente y elocuente, pero ingenuo, decidió hundirse en La Moneda a sobrevivir traicionando su ser mediante un pacto con quienes destruirían y cooptarían todo lo ganado por el pueblo en décadas de esfuerzos y sacrificios. Lo peor de todo es que la causa de la ascensión al poder de la Concertación es la realización de ese pacto, el cual ya ni siquiera cuestionan, por haberse acomodado demasiado bien en los espacios que les dejaron las fuerzas que dieron origen al Golpe y sustento a la Dictadura.
Hijo de Ricardo I o Magno, tiene el mejor manejo mediático de todos los tiempos. Con su sofisticado humor, logró encandilar a los periodistas presentes que rieron con la broma que se autoinfligió sobre su soledad frente a las cámaras. De esta forma nadie notó que era el as bajo la manga de esta Reina dada a los secretos de Estado y alcoba, como toda dama que se precie de tal. Toda Reina necesita un Campeón y qué mejor que él, el mejor de todos, fuese su Lancelot. Dispuesto a batírselas una y mil veces con los malvados periodistas, para salvar la honra de nuestra Reina Madre, Michelle I. Con él se cierra el triángulo, se llenan las tres bases necesarias si no para ganar el juego, por lo menos para mantenerse a flote, lo mínimo indispensable. Un viejo y astuto zorro, para armar estrategias y desarmar las de los oponentes; un genio de los números, para mantener la chequera balanceada y generar ganancias; y el príncipe heredero, de la casa más noble recientemente encumbrada por su progenitor, astuto negociador de TLCs en las sombras, vilmente utilizado y desechado por su partido (PPD), de una elocuencia casi hipnótica, como demostró claramente en su primera conferencia, con un dominio escénico que ya se lo quisieran la mitad de nuestros actores profesionales, con un síndrome polilla aún mayor que su padre. ¿Por qué?
Si algo ha demostrado esta década y media es que la única presencia real para la 'gente' es la presencia mediática. Ahí es donde se gana o se pierde poder, poder convencer al electorado que eres mejor que el de al lado. Por eso que no podía ser que sólo dos ministros fueran los competentes en las materias propias de sus carteras, quedaría muy coja la mesa (y no precisamente redonda). Era imprescindible que hubiese alguien capaz de hacer lo único que puede esta Administración: administrar las expectativas de su ignorante electorado. (Todavía recuerdo como en un diario fue intervenida una carta al Director donde decía que "el gobierno no gobierna", reemplazando la palabra gobierno por Administración). Alguien que nos dé las diez mil excusas necesarias, con convincentes argumentos técnicos, para creer qué no es culpa de la Reina Madre que todo lo que manda hacer no da resultado; por qué fracasan los trámites legislativos, a pesar de tener mayoría en ambas cámaras; por qué tenemos más problemas que nunca con el 'barrio', a pesar de que todos nos quieren y admiran por tener la primera Presidenta Sudamericana; por qué no hay plata para nada, a pesar de que el cobre no volverá a estar bajo los dos dólares; por qué no hay estabilización del petróleo, a pesar que tampoco bajará de los 60 dólares el barril; por qué el gas cada día será más caro; por qué los cisnes nunca volverán; que Pascua Lama no mató el Valle del Huasco; no hay arsénico en el agua potable de Antofagasta; sobra agua en Pica etc., etc., etc.
Ya que no puedo usar las palabras pueblo y gobierno, sino gente y administración, deberé cambiar la formulación del axioma: de el gobierno no gobierna al pueblo a, lo único que pueden administrar las Administraciones son las expectativas de la gente. Las elevan, luego distraen, para dejarlas caer y así volver a levantarlas la próxima elección, para recomenzar el mismo ciclo infinitamente. Para ser electos eternamente, deben demorar de igual forma el cumplimiento de las promesas adquiridas, de otra manera: ¿Para qué serían nuevamente electos, si las necesidades están ya satisfechas? No tendría ningún sentido echarle la culpa de sus miserias a la oposición. Mientras se mantenga la ilusión de 'desarrollo', de 'modernización', por no decir 'progreso', los verdaderos problemas no serán más que detalles 'coyunturales', 'efectos colaterales' ó 'externalidades del proceso', como dicen los ingenieros, baches en el camino que no detiene la marcha del país hacia un futuro mejor. El punto es: ¿Será cierta tanta maravilla?
Por ese motivo este trío de ministros, sobre todo el más joven, tendrá por misión justificar la nada misma, el nulo avance sustancial de estos próximos cuatro años. Es más, disfrazarlos de real progreso, utilizando como pantalla los aciertos accidentales que se vayan dando en el camino y cooptando (haciéndolos pasar como fruto de planificación y esfuerzo propios, pero deformándolos a su propia conveniencia) los que sean resultado de un proceso socio cultural más amplio, profundo y antiguo que esta mera administración de un modelo inhumano. Perfecto ejemplo de esto último es el famoso Royaltie del cobre: un impuesto que en todas las partes donde se aplica es obligatorio y afecta a la extracción, no a las ganancias, por eso la 'gente' lo pedía hace tiempo. Acá se hizo voluntario y ahora la administración saliente ve aún más disminuida la recaudación de la gran minería del cobre que con la anterior legislación, porque una empresa sencillamente se rehusó a pagarlo y no hay cómo obligarla. Que ya nadie lo recuerde, no hace menos bochornoso el problema. Como ejemplo final concentrémonos tan sólo en el 'tema medioambiental'. Frei tuvo Ralco. Lagos tuvo Celco. Bachelet tendrá Pascua Lama y el Baker.
Será interesante comprobar como se dará ese proceso en las dos fuerzas sociales más importantes: los gremios y la cultura. Ya vimos como se trató a los subcontratistas, primero los mineros y luego a todos. A los primeros con la represión directa y un no rotundo; a los demás, con un proyecto de ley que era un chiste y que sólo fue una cortina de humo mediática para molestar a la oposición durante las elecciones. Una vez pasada, la idea se olvidó. ¿Por qué? Porque la misma gente de la Concertación son empresarios con muchos empleados subcontratados. No pensará usted, estimado lector, que iban a legislar en contra de su propio bolsillo, ¿o no? La Cultura, la popular, que es la única que le interesa a los políticos, porque es la única capaz de captar votos, será descaradamente utilizada y cooptada a través de los fondos concursables. No se premiará nada que no esté en 'sintonía' con el gobierno de turno. Ya hay síntomas, nada de películas dramáticas sobre el Golpe del '73 o la Dictadura. Sólo comedias o dramas light e intimistas, nada social que pueda remecer consciencias y movilizar al pueblo, perdón, a la gente. Incluso las películas que pretendieron ese objetivo, estaban tan 'bien hechas', para no 'quedar mal con nadie', que ¿alguien recuerda qué pasó con Sub Terra ó, cómo se llama esa otra, la de los niños en bicicleta, ¡ah!, Machuca, sólo para nombrar las dos últimas? Ahora hasta Wenstein ('Ministro' de Cultura saliente) raya con Play. ¿No será mucho?
Como podemos ver, de Misión Imposible sólo tiene el título, ya que las ganas, la voluntad y el coraje murieron allá por 1973, cuando un tipo valiente y elocuente, pero ingenuo, decidió hundirse en La Moneda a sobrevivir traicionando su ser mediante un pacto con quienes destruirían y cooptarían todo lo ganado por el pueblo en décadas de esfuerzos y sacrificios. Lo peor de todo es que la causa de la ascensión al poder de la Concertación es la realización de ese pacto, el cual ya ni siquiera cuestionan, por haberse acomodado demasiado bien en los espacios que les dejaron las fuerzas que dieron origen al Golpe y sustento a la Dictadura.
Pregunto: ¿Esto es lo que queríamos obtener tras estar horas en inmensas colas, bajo un sol inclemente, para rayar un papel y meterlo en una urna, igual que a los muertos? ¿Esto es lo que queremos legar a nuestros hijos y nietos: Administraciones mediáticas, basadas en la imagen que proyectan, que nada sustancial pueden ni quieren modificar (¿Para qué 'hacer olitas' si podemos eternizarnos en la administración del Estado?) Lamentablemente, ése es el futuro que ya llegó para quedarse, a menos que hagamos lo único que cabe hacer en estas circunstancias: tomar consciencia que nada nos darán que ya no hayamos ganado por nosotros mismos y nos organicemos como sociedad civil para alcanzarlo de una vez por todas, ya que podríamos esperar eternamente que lo hicieran, pero aún así nos seguirían pidiendo 'otra oportunidad'.
Para finalizar, como las imágenes más poderosas son las arquetípicas, debo repetir una antigua profecía: el bloque 'progresista', vaya ironía, es el único capaz de realizar políticamente el ideal conservador de llevar la Sagrada Familia al poder. Primero llevaron al Padre, Ricardo I; luego a la Madre, Michelle I, y, finalmente, llevarán al Hijo, Ricardo II. Los tres tienen algo en común, fueron los ministros más vistosos de las Administraciones anteriores a las propias. No hubo figura capaz de desplazarlas, ni si siquiera ahora hay una que se asome tras el horizonte.
Es por este motivo que, a pesar de todos los sustos que le haga pasar la oposición, la Concertación seguirá ganando elecciones con su mesianismo soft, light y "en la medida de lo posible" (más parecido al 'conservadurismo compasivo' de Bush), encarnado en figuras carismáticas (para nuestro estilo gris y acartonado) como las antes descritas. En ese sentido profundo, no estamos tan alejados de la tendencia Sudamericana, de un Evo Morales o un Chávez, qué coincidencia. Lo que nos diferencia de ellos es que aprendimos a golpes (17 años no pasan en vano) a ser más resignados y contentarnos con mucho menos que la dignidad. A los chilenos nos basta la ilusión de ser humanos.
Es por este motivo que, a pesar de todos los sustos que le haga pasar la oposición, la Concertación seguirá ganando elecciones con su mesianismo soft, light y "en la medida de lo posible" (más parecido al 'conservadurismo compasivo' de Bush), encarnado en figuras carismáticas (para nuestro estilo gris y acartonado) como las antes descritas. En ese sentido profundo, no estamos tan alejados de la tendencia Sudamericana, de un Evo Morales o un Chávez, qué coincidencia. Lo que nos diferencia de ellos es que aprendimos a golpes (17 años no pasan en vano) a ser más resignados y contentarnos con mucho menos que la dignidad. A los chilenos nos basta la ilusión de ser humanos.
¿Por qué será que la principal invitada será la Condolencia Rice, como cariñosamente bauticé hace años y ahora también la llama así Chávez? ¿Cómo se ubicarán y mirarán durante el 'traspaso del mando' este trío? Menos mal que no viene Castro, ahí sí que se arma la fiesta.
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