Barba Azul es desde el principio hasta el final un “incisivo” relato a cerca de la ruptura y la reunión. En la fase final del cuento, el cuerpo de Barba Azul es abandonado para que los devoradores de carne –los cormoranes, las aves de presa y buitres– se lleven. Se trata de un místico final muy extraño. En la Antigüedad, se creía en la existencia de unas almas devoradores de pecados, personificadas por los espíritus, los pájaros, los animales y, a veces, unos seres humanos que, como el chivo expiatorio, asumían los pecados, es decir, los desperdicios psíquicos de la sociedad, de tal manera que las personas pudieran purificar y redimirse de los escombros de una vida difícil o de una vida mal vivida.
Hemos visto como la naturaleza salvaje está ejemplificada en la buscadora de muertos, en la que canta sobre los huesos de los muertos y los devuelve a la vida. Esta naturaleza de Vida-Muerte-Vida es un atributo esencial de la naturaleza instintiva de las mujeres. De igual modo, en la mitología nórdica, los devoradores de pecados son unos cañoneros que devoran a los muertos, los incuban en sus vientres y los conducen a Hel, que no es un lugar, sino una persona. Hel es la diosa de la Vida y de la Muerte y enseña a los muertos a vivir hacia atrás. Éstos se van volviendo progresivamente más jóvenes, hasta que están en condiciones de volver a nacer y ser lanzados de nuevo a la vida.
Esta acción de devorar los pecados y a los pecadores y su subsiguiente incubación y devolución a la vida, constituye un proceso de individuación de los aspectos de la psique. En este sentido, es justo y conveniente que la energía se extraiga de los elementos depredadores de la psique y se los mate, por así decirlo, para arrancarle sus poderes. De esta manera se pueden devolver a la Madre de la Vida-Muerte-Vida, para que esta los transforme y re-cree en un estado menos conflictivo.
Muchos especialistas que han estudiado este cueto, creen que Barba Azul representa una fuerza imposible de redimir. Pero yo percibo un terreno adicional para este aspecto de la psique, no la transformación de un asesino en serie en un profesor entrañable como mister Chips, sino más bien en una persona que tiene que estar recluida en un espacio aceptable donde haya árboles y ella pueda contemplar el cielo y recibir una alimentación adecuada y, tal vez, escuchar música que serene su espíritu, en lugar de ser desterrada a un cuarto de atrás de la psique donde se la torture e insulte.
Por otra parte, no quisiera dar a entender que no existe el mal manifiesto e irredimible, pues no cabe la menor duda de que también existe. En el transcurso del tiempo se a tenido siempre la mística sensación de que cualquiera tarea de individuación llevada a cabo por los seres humanos modifica también la oscuridad del inconsciente colectivo, el lugar en el que habita el depredador. Jung dijo en cierta ocasión que Dios adquirió una mayor consciencia cuado los seres humanos incrementaron su nivel consciencia y señaló que los seres humanos hacen que el lado oscuro de Dios se ilumine cuado sacan sus demonios personales a la luz del día .
No pretendo saber cómo ocurre todo eso, pero, siguiendo la pauta arquetípica, creo que es algo que se podría formular de la siguiente manera: en lugar de insultar al depredador de la psique o de huir de él, lo descuartizamos. Y lo hacemos rechazando los pensamientos divisivos a cerca de nuestra vida espiritual y nuestro valor en particular. Para ello, atrapamos los pensamientos envidiosos para evitar que crezcan y causen daño, y los destruimos.
Y destruimos al depredador replicando a sus injurias con nuestras educativas verdades. Depredador: “Nunca terminas nada de lo que empiezas”. Usted: “Termino muchas cosas”. Destruimos los ataques del depredador natural, tomándonos en serio y trabajando con lo que hay de cierto en lo que dice el depredador y descartando lo demás.
Destruimos al depredador conservando nuestras intuiciones e instintos y oponiendo resistencia a sus seducciones. Si hiciéramos una lista de todas las perdidas que hemos sufrido hasta este momento de nuestras vidas, recordando las veces en que sufrimos decepciones y fuimos impotentes contra el sufrimiento o tuvimos una fantasía llena de adornos y de azúcar glas, comprenderíamos que ésos son los puntos vulnerables de nuestra psique. En estas partes deficientes y desvalidas se centra el depredador para ocultar su propósito de arrastrar a la mujer al sótano, extraerle la energía y hacerse con ella una tonificante transfusión de sangre.
Al final del cuento de Barba Azul, sus huesos y sus cartílagos se dejan para los buitres, lo cual nos permite comprender la profunda transformación que se ha producido en el depredador. Es la última tarea de una mujer en este último viaje “barbaazuliano”: permitir que la naturaleza del la Vida-Muerte-Vida despedace al depredador y se lo lleve para incubarlo, transformarlo y devolverlo a la vida.
Si nos negamos a prestar atención al depredador, éste se queda sin fuerzas y no puede actuar sin nuestra colaboración. En esencia, nosotros lo empujamos al estrato de la psique donde toda creación carece todavía de forma y lo dejamos que hierva lentamente en aquella etérea sopa hasta el momento en que podamos encontrarle una forma mejor. Cuando se entrega el energum psíquico del depredador, éste se puede configurar para otro propósito. Entonces somos creadoras y la materia prima reducida se convierte en la materia prima de nuestra propia creación.
Las mujeres lo descubren cuando vencen al depredador, toman lo útil, descartando lo demás y se sienten rebosantes de vitalidad y de fuerza. Han extraído del depredador lo que éste les había robado, es decir, el vigor y la sustancia. Extraer la energía del depredador y convertirla en algo útil se puede entender de las siguientes maneras: a) La furia del depredador se puede transformar en un fuego espiritual capaz de llevar a cabo una gran tarea mundial. b) La habilidad del depredador se puede utilizar para inspeccionar y comprender cosas desde lejos. c) La naturaleza asesina del depredador se puede usar para matar lo que conviene que muera en la vida de una mujer o lo que lo que conviene que muera en su vida exterior, tratándose de cosas distintas en momentos distintos. Por regla general, cada mujer sabe muy bien qué es.
Hemos visto como la naturaleza salvaje está ejemplificada en la buscadora de muertos, en la que canta sobre los huesos de los muertos y los devuelve a la vida. Esta naturaleza de Vida-Muerte-Vida es un atributo esencial de la naturaleza instintiva de las mujeres. De igual modo, en la mitología nórdica, los devoradores de pecados son unos cañoneros que devoran a los muertos, los incuban en sus vientres y los conducen a Hel, que no es un lugar, sino una persona. Hel es la diosa de la Vida y de la Muerte y enseña a los muertos a vivir hacia atrás. Éstos se van volviendo progresivamente más jóvenes, hasta que están en condiciones de volver a nacer y ser lanzados de nuevo a la vida.
Esta acción de devorar los pecados y a los pecadores y su subsiguiente incubación y devolución a la vida, constituye un proceso de individuación de los aspectos de la psique. En este sentido, es justo y conveniente que la energía se extraiga de los elementos depredadores de la psique y se los mate, por así decirlo, para arrancarle sus poderes. De esta manera se pueden devolver a la Madre de la Vida-Muerte-Vida, para que esta los transforme y re-cree en un estado menos conflictivo.
Muchos especialistas que han estudiado este cueto, creen que Barba Azul representa una fuerza imposible de redimir. Pero yo percibo un terreno adicional para este aspecto de la psique, no la transformación de un asesino en serie en un profesor entrañable como mister Chips, sino más bien en una persona que tiene que estar recluida en un espacio aceptable donde haya árboles y ella pueda contemplar el cielo y recibir una alimentación adecuada y, tal vez, escuchar música que serene su espíritu, en lugar de ser desterrada a un cuarto de atrás de la psique donde se la torture e insulte.
Por otra parte, no quisiera dar a entender que no existe el mal manifiesto e irredimible, pues no cabe la menor duda de que también existe. En el transcurso del tiempo se a tenido siempre la mística sensación de que cualquiera tarea de individuación llevada a cabo por los seres humanos modifica también la oscuridad del inconsciente colectivo, el lugar en el que habita el depredador. Jung dijo en cierta ocasión que Dios adquirió una mayor consciencia cuado los seres humanos incrementaron su nivel consciencia y señaló que los seres humanos hacen que el lado oscuro de Dios se ilumine cuado sacan sus demonios personales a la luz del día .
No pretendo saber cómo ocurre todo eso, pero, siguiendo la pauta arquetípica, creo que es algo que se podría formular de la siguiente manera: en lugar de insultar al depredador de la psique o de huir de él, lo descuartizamos. Y lo hacemos rechazando los pensamientos divisivos a cerca de nuestra vida espiritual y nuestro valor en particular. Para ello, atrapamos los pensamientos envidiosos para evitar que crezcan y causen daño, y los destruimos.
Y destruimos al depredador replicando a sus injurias con nuestras educativas verdades. Depredador: “Nunca terminas nada de lo que empiezas”. Usted: “Termino muchas cosas”. Destruimos los ataques del depredador natural, tomándonos en serio y trabajando con lo que hay de cierto en lo que dice el depredador y descartando lo demás.
Destruimos al depredador conservando nuestras intuiciones e instintos y oponiendo resistencia a sus seducciones. Si hiciéramos una lista de todas las perdidas que hemos sufrido hasta este momento de nuestras vidas, recordando las veces en que sufrimos decepciones y fuimos impotentes contra el sufrimiento o tuvimos una fantasía llena de adornos y de azúcar glas, comprenderíamos que ésos son los puntos vulnerables de nuestra psique. En estas partes deficientes y desvalidas se centra el depredador para ocultar su propósito de arrastrar a la mujer al sótano, extraerle la energía y hacerse con ella una tonificante transfusión de sangre.
Al final del cuento de Barba Azul, sus huesos y sus cartílagos se dejan para los buitres, lo cual nos permite comprender la profunda transformación que se ha producido en el depredador. Es la última tarea de una mujer en este último viaje “barbaazuliano”: permitir que la naturaleza del la Vida-Muerte-Vida despedace al depredador y se lo lleve para incubarlo, transformarlo y devolverlo a la vida.
Si nos negamos a prestar atención al depredador, éste se queda sin fuerzas y no puede actuar sin nuestra colaboración. En esencia, nosotros lo empujamos al estrato de la psique donde toda creación carece todavía de forma y lo dejamos que hierva lentamente en aquella etérea sopa hasta el momento en que podamos encontrarle una forma mejor. Cuando se entrega el energum psíquico del depredador, éste se puede configurar para otro propósito. Entonces somos creadoras y la materia prima reducida se convierte en la materia prima de nuestra propia creación.
Las mujeres lo descubren cuando vencen al depredador, toman lo útil, descartando lo demás y se sienten rebosantes de vitalidad y de fuerza. Han extraído del depredador lo que éste les había robado, es decir, el vigor y la sustancia. Extraer la energía del depredador y convertirla en algo útil se puede entender de las siguientes maneras: a) La furia del depredador se puede transformar en un fuego espiritual capaz de llevar a cabo una gran tarea mundial. b) La habilidad del depredador se puede utilizar para inspeccionar y comprender cosas desde lejos. c) La naturaleza asesina del depredador se puede usar para matar lo que conviene que muera en la vida de una mujer o lo que lo que conviene que muera en su vida exterior, tratándose de cosas distintas en momentos distintos. Por regla general, cada mujer sabe muy bien qué es.
Mujeres que corren con los lobos. Clarissa Pinkola Estés.
2 comentarios:
Pensé en mi barba azul. Caí, pero ya salí de su trampa. Ahora está sin máscara. Y lo mejor, ya no me da miedo.
Gracias por ayudarme a comprender, quienes me rodean.
Para eso estoy, reina mía.
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