lunes, febrero 04, 2008

ES PEOR A COMO LO IMAGINÉ.


Domingo 03 de Febrero de 2008
Estados Unidos: bolsas, recesión y fragilidad
POR Hernán Cortés. EL MERCURIO de Stgo.


1. ¿Pasó ya la crisis en las bolsas?

La respuesta es no. La forma de la reciente caída de los precios de las acciones desde octubre de 2007 señala claramente que el mercado al alza de los precios de las acciones que empezó hace cinco años ha finalizado, y ahora ha comenzado un período sostenido de caída para los próximos tres o más años. La crisis de las bolsas recién comienza.

2. ¿Terminó el peligro de una recesión en Estados Unidos?

La respuesta es no. Los precios de las acciones son el más claro indicador de las expectativas y estados de ánimo sociales; cuando ellos se desploman, como sucedió ahora, anticipan una contracción económica. El año 2008 será un año de recesión.

Las recesiones han sido siempre anticipadas por caídas de alto grado del precio de las acciones. Estas y otras conclusiones están respaldadas por la evidencia y se analizan en un libro en preparación por el autor.

3. ¿Cómo afectará al resto del mundo lo que acontezca en Estados Unidos?

La caída sincronizada de las bolsas europeas, asiáticas y de todo el mundo con la de Estados Unidos, que acabamos de observar, asegura que el crash bursátil y la recesión serán mundiales.

4. ¿Es una leve recesión en Estados Unidos el resultado más probable?

La respuesta es no.

La economía de Estados Unidos presenta una fragilidad extrema que resulta de elementos interrelacionados. Analizaremos sólo los dos más importantes.

El primero es el alto grado de endeudamiento, directamente ligado a cuán grave será la contracción económica resultante. Veamos por qué:

En los años anteriores a la Gran Depresión que se inició en 1929, el endeudamiento total de Estados Unidos (gobierno, empresas y familias) aumentó de 110 por ciento del producto (PGB) en 1921 a 264 por ciento en 1929. Junto con alcanzar el endeudamiento dicho nivel máximo, en 1929 comenzó la caída bursátil más grande de la historia de Estados Unidos, que fue seguida por la Gran Depresión -la mayor contracción económica del siglo XX.

Ese nivel de deuda/producto de 1929 fue por casi 70 años su nivel récord.

La deuda récord no pudo pagarse debido a las quiebras masivas, las pérdidas de las casas y las granjas, el alto desempleo y la aguda caída de los ingresos de las personas, y su nivel fue reduciéndose sostenidamente hasta el año 1950. La lección de lo peligroso que es endeudarse la aprendieron duramente las generaciones de la Depresión y sus hijos, y su deuda se mantuvo baja en los años siguientes hasta 1974.

A partir de 1974, nuevas generaciones, ignorantes de lo que ocurrió en la Gran Depresión y sus causas, comenzaron un nuevo camino de endeudamiento, lentamente al comienzo, pero impetuosamente en los años de la década de 1990.

El nivel record de 1929 fue sobrepasado en 1998. Fue evidente entonces que se estaba entrando en un terreno peligroso, y así lo advertí por este medio y por otros. El peligro se manifestó en el año 2000 con una fuerte caída bursátil seguida por la recesión de 2001.

Ante el crash y la recesión, el Banco Central de Estados Unidos (Fed) bajó doce veces la tasa de interés que controla, hasta el 1% anual, lo cual ayudó al aumento desmedido de los precios inmobiliarios que detonaron la actual crisis. Así, la Fed postergó la crisis, pero al costo de aumentar el desequilibrio y la gravedad de la crisis actual, la que estamos viviendo ahora.

El endeudamiento de Estados Unidos es hoy de 330 por ciento del producto (comparado con 264 por ciento en 1929).

Hay otros elementos importantes de la mayor fragilidad presente: internacionalmente, Estados Unidos es en la actualidad el deudor más grande del mundo (de China y Japón, principalmente). En contraste, en 1929 era el acreedor más grande del mundo. El espacio tampoco permite referirse al riesgo de los activos securitizados y de los derivados.

Sólo analizaremos el segundo elemento más importante: la política monetaria expansiva de la Fed, que le permitió postergar la crisis pero con el costo de agravar sus efectos en el futuro.

La Fed está obligada a auxiliar a los bancos en condiciones de falta de liquidez, pero Alan Greenspan, recién asumido como presidente en octubre de 1987, se comprometió entonces a rescatar además al mercado de acciones y más adelante, en 1998, rescató a un hedge fund como Long Term Capital, de sus errores en la crisis de la moratoria de Rusia.

Este último rescate, apoyado por dos reducciones sucesivas de la tasa de interés en condiciones de auge y optimismo, infló los precios de las acciones tecnológicas (punto.com), de tal modo que en 1999 solamente, el valor de las acciones subió en US$ 2,8 trillones (25% del PGB), acelerando la llamada burbuja de las acciones punto.com.

Seis aumentos sucesivos de la tasa de interés por la Fed ayudaron a reventar la burbuja punto.com a comienzos del año 2000. La fuerte caída bursátil de inicios del año 2000, una vez más, anticipó la recesión que comenzó en el año 2001.

Ante la recesión, Greenspan revirtió nuevamente su política: impulsó un aumento extraordinario de la liquidez y doce bajas sucesivas de la tasa de interés, hasta llevar la tasa al 1% anual en junio de 2003. Estas bajísimas tasas de interés y las facilidades de crédito entusiasmaron a las personas haciendo subir los precios de las casas y proveyeron mayor ímpetu a otra burbuja, la de los precios del sector inmobiliario.

La Fed revirtió una vez más su política en junio de 2004 y comenzó una serie de catorce aumentos de la tasa de interés, los cuales contribuyeron a reventar la burbuja inmobiliaria, reduciendo la demanda por casas y haciendo caer los precios del sector.

Debería estar claro, sin embargo, que dicha burbuja es sólo la punta del iceberg. La situación es mucho más profunda. Existe una pérdida de confianza generalizada, un vuelco de las expectativas, relacionado con el extremadamente alto endeudamiento, en que el remedio -o más bien la droga- del aumento de la liquidez y de la deuda ya no tiene efecto.

Los analistas que sostienen que lo sucedido en las bolsas surgió sólo de un pánico pasajero y que, en el peor de los casos, habrá una leve recesión, están ignorando el papel del endeudamiento en las mayores crisis de la historia (documentadas por el profesor Kindleberger), y la relación entre los crashes bursátiles y las contracciones económicas.

El endeudamiento, que ha aumentado sostenidamente en las tres últimas décadas, equivale a un cielo cada vez más oscuro que hace más cercana la ocurrencia de una tormenta.

No es políticamente correcto decirlo, pero si bien la tormenta ha demorado en desencadenarse, el cielo se ha seguido oscureciendo cada día más, anunciando una tormenta cada vez mayor.



NOTA DEL TRANSCRIPTOR:

Cuando leí esta columna el día de ayer, no lo podía creer. Todas mis informaciones estaban incompletas, faltaba el dato más importante. El asunto es peor de lo que imaginaba. Debo reconocer que me dio susto. El Peor Escenario está por caernos sobre la cabeza y toda la gente sólo piensa en las vacaciones y el Festival de Viña. Puede que sean nuestras últimas vacaciones.


NAMASTE.

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