viernes, noviembre 23, 2007

APOCALIPSIS NOW.


¿Qué nos dicen las Revelaciones sobre el mar y el sol?


Siete antorchas arden ante el trono, que son los siete espíritus de Dios. Ante el trono se extiende un mar como de cristal transparente. A los cuatro costados del trono permanecen cuatro vivientes llenos de ojos por delante y por detrás.
Ap. 4, 5-6

Y mi visión siguió. Cuando el Cordero abrió el sexto sello, se produjo un violento terremoto. El sol se puso tan negro como vestido de luto, la luna toda se volvió como sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra como higos pasmados que caen de una higuera agitada por un huracán. El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla y no hubo cordillera o continente que no fuera arrancado de su lugar.
Ap. 6, 12-14

Tocó el segundo ángel, y algo así como un inmenso cerro fue echado al mar, y la tercera parte del amar se convirtió en sangre. De este modo perecieron la tercera parte de los seres que viven en el mar y el tercio de los navíos.
Ap. 8, 10-11

Vi después a otro ángel vigoroso que bajaba del cielo envuelto en una nube. El arco iris rodeaba su cabeza, su cara era como el sol y sus piernas como columnas de fuego. En la mano tenia un librito abierto. Colocó el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra y gritó su anuncio con una voz tremenda, semejante al rugido del león. Y al momento los siete truenos entregaron su propio mensaje.
Yo me preparaba a escribir lo que habían dicho los siete truenos, cuando una voz desde el cielo me dijo: “Guarda en secreto las palabras de los siete truenos y no las escribas”.
Entonces el ángel que yo había visto de pie sobre el mar y la tierra, levantó la mano derecha al cielo jurando por el que vive por los siglos de los siglos y creó el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos. Dijo: “Ya no habrá más demora, pues en el momento en que se oiga al séptimo ángel tocar la trompea, entonces se habrá cumplido el plan misterioso de Dios, tal como lo había hecho esperar por medio de sus siervos los profetas”.
Ap. 10, 1-7

Había un mar de cristal amasado con fuego, y sobre él estaban de pie los vencedores de la bestia, de su imagen y de la marca de su nombre. Acompañándose con las arpas celestiales, ellos cantan el canto del servidor de Dios, Moisés, y el canto del Cordero:
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor y dios, que todo lo gobiernas.
Justicia y verdad guían tus pasos, oh Rey de las naciones.
Ap. 15, 2-3

El segundo ángel vació su copa sobre el mar, que se transformó en sangre como la de un muerto, y murió todo ser viviente del mar.
Ap. 16, 3

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol y su calor comenzó a quemar a los hombres. Pero los hombres que se quemaban empezaron a insultar a dios, que tiene poder sobre estas plagas, en vez de reconocerlo.
El quinto ángel vació su copa sobre el trono de la bestia, y de repente su reino se encontró en tinieblas y la gente se mordía la lengua de dolor. Insultaron al dios altísimo a causa de sus dolores y de sus llagas; pero no dejaron de hacer el mal.
El sexto ángel derramó su copa en el gran río Eufrates; entonces sus aguas se secaron, dejando paso libre a los reyes de oriente.
Ap. 16, 8-12

El mar devolvió los muertos que guardaba, y lo mismo la muerte y el lugar de los muertos, y cada uno fue juzgado según sus obras. Entonces la muerte y el lugar de los muertos fueron arrojados al lago del fuego. En esto consiste la segunda muerte: el lago de fuego. Todos los que no se hallaron inscritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego.
Ap. 20, 13-15

1 comentario:

NUAGE dijo...

SOLO PUEDO DECIR: TE AMO.