sábado, diciembre 23, 2006

Los profetas mudos no sirven.

La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.
Nietzsche
Réquiem para Bolivia.
En mi anterior crónica "Los testigos mudos no sirven", realicé un análisis histórico a las relaciones entre Shile y Bolivia, para contextualizar las informaciones de la prensa shilena relacionadas con compras de armamentos y la geopolítica continental. Ahora, con nueva información de muchas más fuentes (especialmente bolivianas), estoy en condiciones de decir que la realidad es peor de lo que comencé a partir de la caída de Lozada.
La cumbre sudamericana fue un baile de máscaras escalofriante, que los medios construyeron para mantener a las masas en la ignorancia bajo la que han estado sumidas siempre. Las 'buenas intenciones' de la "integración energética" no pasan de ser la cortina de humo sobre los reales acontecimientos, la realpolitik que mueve a los Estados, por sobre los deseos de sus propios ciudadanos. El 'hambre y sed' no es, por ahora, de alimentos, sino de combustibles. Lo que hace siete meses tan sólo eran una especulación, ahora se ha vuelto una aterradora realidad: Bolivia está a punto de dejar de existir como país soberano, si no acepta la entrega del gas a EE.UU. vía Shile.
La proyección es: Si esa entrega no se efectúa en el curso del primer semestre del próximo año, las consecuencias para los bolivianos serán desastrosas. Pero no estamos hablando de una intervención directa del imperio, como Irak demostró ineficiente e ineficaz, sino algo mucho más
Este mes expira un acuerdo arancelario entre Bolivia y EE.UU., el cual otorgaba importantes rebajas a las exportaciones bolivianas. Se calculan en más de 100.000 los puestos de trabajo que se perderán al expirar dicho pacto. La mayoría de esos empleos están concentrados, en el ya famoso, El Alto. El impacto de dicha cesantía para la economía boliviana será inmanejable, dado que no existe forma alguna de absorberla. Será la gota que rebalsará el conflicto étnico social que se ha mantenido larvado desde la colonia y que el gobierno de Evo Morales sólo ha sincerado y, hasta cierto punto, exacerbado con la finalidad de provocar un cambio radical. Lamentablemente dicha estrategia ha sido aprovechada por todos los intereses en juego y vuelta en su contra.
¿Qué pasará cuando las mismas masas que derrocaron a Sánchez de Lozada bajen a exigirle sus empleos a Evo Morales? Tan sólo imaginemos las oleadas migratorias de ese país a sus 'vecinos' ahora que aún existe como Estado. ¿Qué sucederá cuando suba en la calificación de "Estado Fallido" de la posición 29 que la ubicaba la lista 'oficial' de estados fallidos, y entre a los diez primeros, como la ocupada Haití? Nadie quiere llenarse de refugiados. A fuerza de paz tiene el carácter de 'despliegue rápido' para abortar dicha 'amenaza'. Un dato no menor es que la prensa adscrita a este plan ha puesto el concepto de "Estado fallido" en la agenda pública, otorgando la 'coartada intelectual' a la futura fuerza de ocupación sudamericana que se estrenará en Bolivia.


Nada nuevo bajo el Sol.
Para nadie es un secreto el clima de severa división que aqueja a dicho país, ni cómo se ha llegado a simplificar en una división geográfica este oeste, como en la guerra fría. De una parte la tan mentada 'Media luna' altiplánica, rica en minerales e hidrocarburos, con la provincia de Santa Cruz como 'eje' del movimiento separatista y por otra, las provincias del chaco, selváticas, pobres y mayoritariamente indígenas. Incluso entre los mismos indígenas hay divisiones, partiendo por la ya histórica rivalidad entre quechuas y aymarás (ver "Bolivia al Borde del Suicidio").
El aprovechamiento de esta crisis en el país altiplánico, no es casual ni reciente. En realidad, los divisiones internas en Bolivia han sido aguzadas sistemáticamente desde finales de la década del 70 por el aparato estatal chileno (inteligencia militar y cancillería), bajo el denominado Plan Alpaca o Carpeta Boliviana, como denunciaron altos personeros político militares bolivianos. El propósito de dicho plan estratégico es exacerbar los problemas sociales bolivianos, para así provocar una guerra civil y justificar, una intervención armada 'clásica' de conquista. Pero, con el tiempo, el plan ha sido modificado y mejorado, en vista de la 'opinión mundial', ahora la dominación de los recursos naturales de Bolivia será mediante la instauración de un cuerpo de paz muy similar al que actúa en Haití.
Por otra parte, si un sindicato argentino en huelga fue capaz de "cerrar la llave" del gas hacia Shile, con todas la repercusiones políticas que provocó entre ambos países, imaginen lo que sería la destrucción de uno de los gasoductos que alimentan el crecimiento tanto de Argentina como de Brasil. Dicho acto sería calificado internacionalmente de terrorismo y todos sabemos lo que dicha (des)calificación le trajo a Irak.
Los enfrentamientos armados entre mineros estatales y privados no han hecho más que poner de manifiesto dicha intervención, al contar el bando de los 'cooperativistas' con agrupaciones paramilitares capaces de enfrentarse con las fuerzas policiales. Según rumores, contarían con entrenamiento de militares chilenos. Las fuerzas leales al gobierno de Morales estarían haciendo lo mismo, incluso se especula con divisiones dentro de las propias fuerzas armadas. El escenario es cada vez más complejo y volátil, reforzando la sensación de inoperancia del gobierno que ya se está teniendo con el estancamiento de la Asamblea Constituyente.


"Divi Vincit".
Pero esto es sólo el aspecto táctico del problema. En su raíz más profunda, hay que remontarse al tratado de 1904, ya que en él, junto con eliminar la salida al mar a Bolivia, se estableció que cualquier posibilidad de entregarle una, tendría que ser con la aprobación del Estado peruano, al acordarse que cualquier cambio en la soberanía de los territorios conquistados, tendría que ser con la aprobación de la nación a la cual perteneció antes. Con esto se aseguró que Perú, su antiguo aliado, se convirtiese en adversario. Siempre ha sido conocida la intención del pueblo y las fuerzas armadas peruanas de reconquistar Arica, lo cual sería imposible, de existir dicha salida al mar, ya que los obligaría a enfrentarse con dos países en vez de uno.
El antiguo plan de la Cancillería resultó efectivo, un siglo después, el gobierno peruano es socio chileno y adversario de Bolivia. El Presidente de Perú (Alan García) propuso a Michelle I, en el mismo momento de su asunción, formar una fuerza de paz, como la pactada antes entre Shile y Argentina. Como último 'invitado' al baile, no quería quedarse fuera de la repartija.
Todo esto estaba previsto antes del nacimiento de cualquiera de nosotros, lo que ahora vemos son simplemente sus frutos. A eso debemos sumar que todas las fronteras bolivianas son 'calientes', no sólo por el narcotráfico, sino por todos los tipos de contrabando existentes, es especial, el de seres humanos: trata de blancas y trabajadores ilegales. Esto la convierte en un foco de inestabilidad para todos sus vecinos, los que verían con muy buenos ojos el fin de dichos problemas.


Los últimos días de Bolivia.
La cumbre sudamericana fue la última oportunidad 'por las buenas' que le dieron los conspiradores transnacionales a Bolivia para abrirse de patas. Como Bachelet no recibió el sí que ellos esperaban, está todo listo para el golpe final: exacerbar los conflictos ya desatados y aplicar el plan Alpaca II o Capricornio: Los cascos no tan azules.
Cualquier incidente que implique heridos o muertos en la ya convulsionada Asamblea Constituyente, será utilizado por ambos bandos para anularla y atacarse entre sí. Si el bando secesionista cree contar con las armas necesarias para defender su postura, será el comienzo del fin. Igual que en el caso de la Ex Yugoslavia, todos los medios del mundo dirán que la fuerza de despliegue rápido está para restaurar la convivencia pacífica de los bolivianos, pero en realidad sólo sirven a los intereses transnacionales, que han manipulado a los Estados sudamericanos para sus propósitos.
Cualquier atentado a los gasoductos que van hacia Argentina o Brasil desataría el incidente internacional necesario para desacreditar al gobierno de Morales ante sus vecinos, los cuales simplemente protegerían sus 'intereses nacionales' con una intervención 'pacificadora'. Es más, hay suficientes antecedentes (como el aumento en el decomiso de armas internadas ilegalmente) que apuntan a un conflicto entre las distintas facciones en pugna, capaz de desencadenar el caos interno que justifique la intervención de la fuerza de tarea subcontinental, que más encima planteó oficialmente Brasil hace unas semanas, siguiendo la tendencia del acuerdo Shile Argentina bajo el mandato Lagos.
La controversia por el Silala (de si es un río o un canal) puede ser reavivada, ya que el territorio que lo rodea fue adquirido por sociedades con capital chileno. Ante el clima antichileno que se vive, no sería de extrañar la acción de algún grupo que trate de 'expropiarlo', lo que provocaría una grave crisis a la industria minera que se surte de él, lo que repercutiría en una crisis política sin antecedentes en La Moneda. Dicho sea de paso, a todas luces es un canal, porque de otra forma, no llegaría agua a territorio chileno, dado su bajo caudal, el cual se perdería entre la evaporación y la absorción del terreno.
Shile es, como hace más de cien años, nuevamente el rostro del imperio de turno que se escuda en la tan mentada 'globalización', para saquear a toda la Humanidad. Hace 127 años fue una guerra contra dos países (algo que no recomienda ningún libro de estrategia), ahora utilizará una "fuerza de paz". Chile ha blanqueado la operación más oscura que se haya ejecutado contra país alguno. El imperio de turno, EE.UU., reconociendo el fracaso de su eterno estilo cowboy en Irak, no quiere correr el mismo riesgo, por lo que ha dejado en "manos de expertos" el golpe final a "una aberración geopolítica" como declaró el extinto general Pinochet a Bolivia, en la década del 70, mientras, para la foto, abrazaba a su 'colega' Banzer en Charaña.
Mientras todos peleaban por el voto chileno ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, nadie se daba cuenta que el único apoyo que tiene el pueblo boliviano es el venezolano. Todos los países limítrofes con Bolivia, están esperando poder anexar las provincias limítrofes más cercanas, objetivo último del plan Alpaca. No por nada las inversiones de los grandes capitalistas chilenos están concentradas en los departamentos de Oruro y Potosí. Buenos Aires y Sao Paulo no podrían vivir sin el gas de Tarija y ambos son los motores industriales de sus respectivos países.
¿Qué vamos a hacer ante el silencio cómplice de Michelle I y su corte real? Sólo nos queda levantar la voz para que todos sepan que el dinero 'de todos los chilenos' se gasta en armas que servirán para ejecutar oscuros planes en favor de las transnacionales que el imperio promueve y no en solucionar las graves crisis por las que atraviesa el mismo Estado chileno (educación y viviendas de mal calidad, poca cobertura en salud, corrupción generalizada, etc.).
Cualquiera que haya visto las imágenes de lo que quedó de Beirut después de los bombardeos israelíes, sabe lo que le espera a La Paz, ya que Shile tiene los mismos F-16 que la convirtieron en un montón de ruinas en un mes.

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