La Contrarrevolución de Evo.
La Revolución boliviana ha muerto. ¡Viva la contrarrevolución burocrática!
No ha hecho falta disparar un solo tiro para desbancar el proceso social boliviano. El giro que ha dado el gobierno de Evo Morales, donde el sorpresivo e impactante cambio de gabinete de esta semana no es más que la señal mediática que faltaba, deja por el suelo todos los anhelos y promesas que motivaron el sorprendente proceso social boliviano desde la caída de Sánchez de Lozada hasta la elección de Evo Morales.
Hace años que vengo hablando en el desierto sobre la tragedia que se cernía sobre Bolivia, donde todos sus vecinos se venían confabulando hacía décadas, para abortar cualquier intento de autonomía con respecto a las directrices del Imperio de turno. No ha hecho falta disparar un tiro para que sea el mismo pueblo boliviano el encargado de abortar su proceso revolucionario, reencausando su proceso histórico hacia una burocracia (tecnocracia) de izquierda que, sea dicho de paso, todos sabemos como terminan: la lenta agonía del régimen castrista cubano, la hipocresía china o la estrepitosa caída de "La Cortina de Hierro".
Como dije hace más de tres años, o Bolivia cedía a las presiones internacionales o dejaba de ser nación, porque no se estaba dispuesto a que el gas se quedara en Bolivia o saliera a un precio por debajo del de 'mercado' o que ese precio beneficiase enteramente al pueblo boliviano. No sé si será ignorancia o cobardía o ambas o una tercera, pero el cambio de gabinete que realizó el presidente de Bolivia va en el camino incorrecto. ¡Peor aún! Contradice todo lo hecho anteriormente, porque una vez que se desmoviliza al pueblo, se deja, ipso facto, de ser revolucionario.
Al reemplazar líderes intelectuales y pragmáticos por tecnocráticos en la gabinete de Evo Morales ha iniciado la decadencia del movimiento social en Bolivia, tal como en Chile se produjo una vez ganados el plebiscito del '89 y las elecciones del '90. De ahí en adelante todo no será más que la administración del modelo neoliberal que ha hecho la Concertación. Tanto así que la supuesta 'subida' de líderes gremiales y sindicales a dicho gabinete no es más que la continuación del proceso de coopción de los movimientos sociales que inició el Estado apenas ascendió al poder el presente gobierno.
Lo triste, lo lamentable, es que este giro es irreversible, pues está dejando en poder de las mismas burocracias de la clase media citadina, lo que tantos muertos había costado arrebatarles. El problema no es quien gobierna el Estado, sino el Estado mismo. Por su misma constitución, hechura, estructura, es imposible un Estado revolucionario. El Estado Moderno ("democrático"), creación de la burguesía contra la aristocracia y el pueblo llano, es absolutamente incapaz de satisfacer las demandas mínimas de cualquier procesos social de corte revolucionario, por la sencilla razón de que debe "mantener el orden". Ese mandato básico de "mantener el orden" es el origen de la nego-ciaciones que terminarán negan-do las mismas demandas que motivaron al pueblo a "tomárselo" o, mejor dicho, entregárselo a sus "representantes", debido al cambio radical de la política llevada hasta entonces, desde la vía directa hacia la indirecta, caracterizada por "etapismo".
El movimiento social existe únicamente en el contexto de satisfacer necesidades u objetivos específicos, pero el fracaso sempiterno de todo movimiento social de tipo revolucionario viene dado desde el momento en que dicho objetivo o necesidad es postergado en vista del cumplimiento de ciertos pasos previos, sin los cuales no podrán ser cumplidos ni satisfechas. He ahí la raíz del fracaso. Como decía Henry Miller, si bien a propósito de un análisis psicológico: "La postergación es la melodía del diablo y va siempre acompañada por la droga de la indolencia".
En ese sentido, el pueblo boliviano ha seguido, no sé si por ignorancia o resentimiento, el mismo camino autoderrotista de toda revolución. Es como si se fuera revolucionario unos días y el resto de la vida contrarrevolucionario. Desde el caso francés, que comienza decapitando unos reyes, para terminar autoimponiéndose un emperador, que nada ha variado. Los bolivianos no han estado a su propia altura. El proceso social que determinó la caída de Sánchez de Lozada aún asombra a los analistas, por lo horizontal y transversal de sus miembros y la rapidez de su coordinación. Acá en Chile todavía se habla de la Revolución de los pingüinos, movimiento mucho menor y ciertamente deudor, sin saberlo, del primero.
Pero el viejo prejuicio antichileno, expresado en "gas por mar", no sólo no les ayuda a salir del encierro, sino que aviva el prejuicio equivalente en una gran mayoría de chilenos. Es decir, se modifican algunas formas, pero el contenido es el mismo, para peor, impuesto por la oligarquía que el mismo pueblo ahora dice querer destronar. Con respecto a esto: primero es necesario sacarse de la mente los mandatos opresores, antes de sacar del 'poder' a los opresores, ya sean tiranos o transnacionales, da lo mismo. Cualquier cosa que no se haga de esta manera, sólo será la repetición de lo mismo. Da lo mismo quien sea presidente, el hecho de pensar lo mismo con respecto a temas esenciales, los hace iguales a quienes decían combatir. Simplemente se ha reemplazado una cara por otra, el cargo, el mandato, sigue siendo el mismo.
Con eso queda demostrado que en Bolivia el 'espíritu revolucionario' ha muerto y con él, la última posibilidad histórica de un pueblo digno sobre este planeta. Desviado de su destino por el 'etapismo' tecnocrático, el pueblo boliviano ha entrado en la negación sistemática de sus derechos, tal como el pueblo chileno a partir de la 'reconquista' de la democracia. Lo primero a lo que renuncia todo esclavo es al derecho de ser revolucionario. Ahora comprendo por qué Ernesto Guevara no podía sino morir en dicho país. Su destino era ineluctable.
Finalmente, otras reflexiones de Henry Miller, sacadas de contexto, pero que viene al caso, debido al conocimiento de varios dirigentes sociales bolivianos que, o negaban el valor de verdad de la historia o creían que se podía cambiar por obra y magia del pueblo y/o su líder mesiánico:
La sociedad no es más que un rebaño de imbéciles, bribones, y perversos sin salvación.
Un Colón no se burla de la Leyes, las perfecciona.
Los rebeldes sólo crean nuevas formas de tiranía.
Pero nuestra misión en la Tierra es combatir las falsas enseñanzas manifestando La Verdad que llevamos en nosotros. Aún solos somos capaces de hacer milagros. Y el gran milagro está en unir a todos los hombres en el camino de la comprensión. La clave es la Caridad.
¿Aún quedamos seres capaces de transitar la Caridad y no el odio? Bolivia ha preferido transitar el segundo de estos caminos. Todos estos líderes, off the record, eso sí, confesaron que la muerte del 'enemigo' estaba más que justificada, en nombre del pueblo, la revolución o la propiedad privada, dependiendo del líder que tuviese al frente. Lo de la Up y la Dictadura será un juego de niños con la destrucción próxima a estallar en el Altiplano, volviendo casi innecesaria la tremenda conspiración que he denunciado desde antes de la caída de Sánchez de Lozada.
viernes, enero 26, 2007
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1 comentario:
Mi estimado rabadán:
Antes que todo, quiero dejar en claro que fui obligado por el sistema Blogger a trasladar todas las pilastras hacia su nueva versión. Además de tener que firmar un acuerdo, él cual no fue inmpuesto cuando comenzó esto.
Siendo así su cuenta fue eliminada de el blog El Pueblo y me gustaría enviarle la invitación desde el nuevo sitio a su dirección de correo habiliada.
También, sepa usted que las comunicaciones con mi hijo son, atemporales y muy bien solapadas, ya que cuando llegue el tiempo él me preguntará que pasaba en el tiempo de esa escritura.
No todo lo que parece verse es de facto la realidad.
Un abrazo y espero obtener respuesta suya lo antes posible.
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